La chica de las trenzas
A la chica de trenzas la miro y le hablo poco. La maestra va a hacer una pregunta y ella va a saber la respuesta. Así es la dinámica. Es una escena recurrente. Ella da cátedra con su guardapolvo azul y yo desacomodo mis rulos con poco éxito.
Esa nena sabe del mundo lo mismo que yo de golosinas: todo.
Y entonces el tiempo.
Pasaron recreos, amores, viajes, pérdidas, cenas, peinados, lágrimas, registros de conducir, ideas, cambios de ideas y nunca nos vimos, ni hablamos; tal vez sí nos recordamos.
Y por eso se me dio por buscar a esa chica del jardín y primeros dos años de la primaria por Internet hace poco tiempo, rozando los treinta. Y vinieron los abrazos, los panqueques y su lucidez intacta.
Ríe.
A la chica ya sin trenzas la miro y cuando hablamos, no paramos. Yo no se si sigue sabiendo todo sobre el mundo, pero sabe dos cosas con certeza:
1) lo que es tener dos kilos de mostaza encima
2) que siempre tendrá mi abrazo.
Hoy fue un gran día, mi querida amiga Lic. Salgueiro.
Te felicito loca linda!!
Te quiero.














