La chica de las trenzas
A la chica de trenzas la miro y le hablo poco. La maestra va a hacer una pregunta y ella va a saber la respuesta. Así es la dinámica. Es una escena recurrente. Ella da cátedra con su guardapolvo azul y yo desacomodo mis rulos con poco éxito. Esa nena sabe del mundo lo mismo que yo de golosinas: todo. Y entonces el tiempo. Pasaron recreos, amores, viajes, pérdidas, cenas, peinados, lágrimas, registros de conducir, ideas, cambios de ideas y nunca nos vimos, ni hablamos; tal vez

